domingo, 25 de septiembre de 2011

Domingo 25 de septiembre de 2011 en Jimaní, R.D.

“Nadie libera a nadie; nadie se libera solo
Los hombres se liberan en comunión”
Paulo Freire
Familia y Amigos:
¡Que alegría poder llegar a uds.! Aunque más no sea por este medio. Cuanto agradezco a los que se toman el tiempo para leer todas mis cartas, algunas de ellas bastantes largas. Les comparto que estoy muy bien, profundizando de a poco en esta experiencia, conociendo cada vez más esta cultura, este país, esta gente. Además creciendo en los lazos de fraternidad con mi comunidad de misioneros laicos y la comunidad religiosa que nos acoge.
Mañana lunes 26/09 partiremos temprano en la mañana a la montaña, para convivir con los campesinos de las diferentes comunidades: son en total seis poblaciones de montaña, con realidades bastante similares, pero con sus particularidades: en la primera montaña que visitaremos por tres primeros días se encuentran las comunidades de Los Pinos del Edén; Ángel Félix y Sabana Real. A mí me toca vivir tres días en la comunidad de Ángel Félix junto a Jhonny mi compañero oriundo de Bolivia (para más información sobre mis compañeros de comunidad pueden ingresar al blog del voluntariado). En cada comunidad se quedan dos misioneros. Estoy bien feliz y ansioso. Ya habíamos dado una visita rápida todos juntos pero es la primera vez que nos quedaremos en el lugar los misioneros que vamos a trabajar allí todo el año.
Les cuento también que estoy re contento con mis dos primeras clases de Kreol, el idioma haitiano. Fueron el jueves y viernes con Jeancius, un sacerdote claretiano recién ordenado, oriundo de Haití. Los haitianos, son un sector de la población que sufre mucho acá, pero continúan llegando a esta zona en busca de mejores condiciones de vida, trabajo, etc. La mayoría de ellos llega en forma ilegal por eso estamos soñando con Yoselin (que también es abogada) alguna forma de dar una mano en ese tema, pero lo del idioma es imprescindible.
El otro día tuvimos la primer tormenta tropical acá en la zona, realmente se llovió todo. Lo peor es que después salieron unas arañas del tamaño de un plato pero dicen que no son venenosas (yo por las dudas no me confío). Nosotros estamos una semana acá en el Limón, una zona bien seca en la cual casi no llueve, en la cual trabajamos con los jóvenes de los diferentes pueblos y luego la otra semana en la montaña con cada comunidad campesina y así vamos subiendo y bajando en una camioneta que la Fundación PROMICLA (Promoción Misionera Claretiana de Antillas) nos cedió exclusivamente para nuestro trabajo. La cual todavía no manejé porque no me traje carnet y acá hay muchos controles en la ruta por parte de CESFRONT, una fuerza militar dominicana especial que controla las carreteras fronterizas con Haití.
Algo que me llena de inquietud y a la vez interrogantes es como las personas y sobre todo los niños se nos acercan hasta nuestra casa solo para “estar” con (o solo cerca de) nosotros. A veces llegan con el pretexto de pedir un poco de agua o de querer leer la biblia (ya nos dimos cuenta que esto último es mentirita) y se quedan ahí mirándonos y simplemente “estando”. Eso me hace pensar mucho en lo que Rodolfo kusch en su obra “América Profunda” plantea acerca de la filosofía occidental-europea basada sobre todo en el ser y en la hoy denominada ideología neoliberal del hacer. Soy sincero, no sé si entendí todo lo que éste autor plantea (mejor remito a que lean su obra y puntualmente sobre este tema en pag 89), pero era algo que ya había vivido con las comunidades mapuches en el sur de mi país y en otras comunidades campesinas. A veces no había nada para hablar, ya habíamos “dicho y hecho” todo lo programado o previsto, y ellos se quedaban allí, simplemente estando, a veces en un silencio incómodo para nosotros sobre todo, acostumbrados al “estar haciendo”. Esto todavía me impacta y quizás merece una reflexión más profunda pero quería compartírselos como una de las experiencias más lindas que tuve estos últimos días.
Los atardeceres acá son hermosos, es algo que disfruto muchísimo, me llenan de una paz infinita e intento aprovecharlos para orar o meditar cada vez que puedo. A pesar de la pobreza y la humildad de la zona, estamos en el caribe, donde la naturaleza es realmente hermosa. Espero que ya hayan podido ver algunas fotos que debe haber subido Nancy al blog del voluntariado y se darán cuenta que no exagero.
El sábado a la noche los jóvenes de la parroquia organizaron una noche de cine. Proyectaron “Slumdog millonaire”. Fue una experiencia increíble, porque los niños jamas dejaron de jugar y corretear por toda la capilla, gritando, saltando y riendo. El sonido era pésimo y la película estaba en gallego. Pero disfruté tanto la experiencia que me fui a dormir con una sonrisa, analizando y repensando las escenas de un film realmente bien logrado. Me impactaron muchas cosas, pero sobre todo como refleja tan claramente la estupidez y ceguera del opresor que no puede comprender cómo un nadie, un ninguneado, ha adquirido el conocimiento, sin ir a la escuela, ni a la Universidad, siendo sólo un empleado que sirve café. Un conocimiento además que no es sólo saber puramente intelectual sino que está gravado en el alma y en el corazón, en rostros y nombres concretos, porque tiene que ver con un conocimiento ”vivido” y no solamente “pensado”. Es impactante por la fidelidad con que refleja la cruel realidad en la que viven los olvidados del mundo. Y a la vez hermosa porque refleja cómo a pesar de andar con los muchos dolores a cuesta, el amor nos salva, nos rescata, nos anima a seguir caminando. Les recomiendo que si no la vieron lo hagan y a los que ya la han visto les aseguro que vale la pena volver a verla, y ahondar en la reflexión de las realidades que refleja.
Con este tipo de actividades los jóvenes procuran recaudar fondos para el encuentro claretiano del 24 de Octubre que es en una ciudad cercana. La realidad de la juventud acá no es muy diferente que la de otros países de América. La violencia y la droga, la ausencia de un proyecto de vida, y el sinsentido es lo que marca la vida de la mayoría de los jóvenes. Sin posibilidad de estudiar y con pocas posibilidades de trabajo la vida rápidamente se encamina en direcciones perniciosas. Con escasos recursos y muchos sueños y buenas intenciones procuramos proponer y generar creativamente junto a ellos, otras alternativas. No se dan una idea lo emocionante de encontrarnos con jóvenes bien chicos de entre 14, 16 y 18 años, con una claridad en su razonamiento y lectura de la realidad, y bien comprometidos, que uno no puede más que arremangarse y ponerse a su servicio e intentar dar una mano en lo que se pueda.
Respecto de la comida, acá se come arroz todos los días. Y cuando digo todos los días no es una forma de decir nada más, literalmente todos los días comemos arroz. La gente esta tan acostumbrada a comer arroz como los argentinos a comer carne. Además se come mucho plátano de diversos tipos, casi siempre frito. Muchas habichuelas, coco, y pollo o mortadela. También algo de carne de cerdo y muy poca carne de vaca. El principal cultivo es el café, luego los plátanos y luego las habichuelas. En los campos, que son llamados “conucos”, trabajan los haitianos principalmente, quienes además viven allí, como algunos de nuestros peones, a quienes se les cede un ranchito y algo de la cosecha para que coman ellos y su familia.
El acceso al agua es un gran problema, al igual que la luz eléctrica, sobre todo en las comunidades campesinas que visitamos en las montañas. En ese lugar es donde más se han dado los brotes de cólera, por eso tenemos que tener especial cuidado con nuestra higiene y con lo que bebemos o comemos. Lo que sucede es que muchos haitianos trabajan como trabajadores golondrinas, es decir están parte del año en un campo y luego emigran a otro lugar para otra cosecha, entonces no tienen letrinas ni lugar donde higienizarse, y los proyectos que se llevan adelante (construcción de letrinas o redes de agua) requieren muchas veces no sólo de documentación para identificar a los beneficiarios (por regla los haitianos son indocumentados), sino el arraigo de las personas en el lugar. Por eso y por otras razones es bien difícil trabajar en esas zonas.
Para terminar quiero contarles que algo que me encanta de este lugar es la felicidad con que la gente vive. Cualquier pretexto o circunstancia es buena para festejar. Así cada vez que hay fiestas patronales se arma una linda fiesta. También hay mucho alcohol y algunos se desconocen y la verdad son muy violentos, hay muchos homicidios sin sentido. Pero más allá de eso es un pueblo bien alegre, las misas tienen varios instrumentos: las congas o tambores; el guiro o la guira; pandereta y todo lo que se les ocurra para hacer presente el ritmo caribeño en las celebraciones. Se escucha mucha Salsa, bachata y merengue. Dicen que aquí nació el merengue y vengo a descubrir que muchos grupos de argentina y de Córdoba llevan desde acá muchas canciones que terminan siendo un éxito allá. Además en las fiestas patronales se ve mucho de lo que se llama sincretismo, que sería algo así como la combinación entre los ritos y creencias de diversas religiones, principalmente la católica y algunas tradiciones Africanas, aunque todavía no pude averiguar bien de esto, lo que se ve (de la cultura afro) es sobre todo su música y sus bailes. Intuyo que esto es algo mucho más marcado en la cultura haitiana que en la dominicana.
Bueno es todo por ahora….no he podido leer aún ningún mail de uds. No sé si porque no me escribieron o porque me llegaron y se me pasaron….espero que me escriban sobre cómo va la vida por allá. Un abrazo grande a la distancia y nos seguimos encontrando en el sueño de encarnar una Vida que valga la pena ser vivida.
Sebastián Vergara

domingo, 18 de septiembre de 2011

Comprometidos por la utopía del Reinado de Dios, desde una experiencia de comunidad, en Misión Compartida

“Un Sueño es solo eso, un sueño, mientras sueñe solo. 
Soñar junto a otros es el primer paso
para que ese sueño comience a hacerse realidad”.
Quería compartir algunas primeras noticias sobre esta experiencia que estamos iniciando con toda la familia claretiana y todos aquellos amigos y amigas que nos siguen y acompañan  en el compromiso por un mundo mejor.
Para comenzar quiero decirles que esta experiencia está siendo bien especial para mí por diversos motivos. En primer lugar, por la gente que venimos a visitar: los más pobres entre los pobres, en la frontera Dominico- Haitiana.
Pero además creo que es especial porque siento que aquí, en esta zona pervive algo de lo más auténtico de nuestra identidad como pueblo, como Patria Grande, nuestras raíces más profundas arraigadas en la sangre Afroamerindia.
Además de eso ésta experiencia está planteada y soñada para ser vivida desde una comunidad en donde el compromiso con la vida de mi compañero/a se convierte también en un valor enorme, que debemos construir, defender y testimoniar. Esta experiencia comunitaria se vive en profundidad y especialmente entre los voluntarios laicos que decidimos venir a vivir un año de misión, en esta zona y así vivimos en una casa solos, donde debemos pautar todo, desde nuestras propias normas de convivencia hasta el proyecto mismo de misión según objetivos y necesidades identificados junto con los pobladores de la montaña.
Pero esta misión es compartida, ya que quienes nos sostienen y nos apoyan en ese proceso es la comunidad de religiosos claretianos de toda la Provincia de Antillas, pero especialmente la comunidad de Jimaní, República Dominicana.  En lenguaje eclesial se habla precisamente de Misión Compartida, en donde tanto laicos como religiosos se encuentran en igualdad de condiciones, no existe jerarquía entre ellos, se garantiza la participación y las voces de todos y todas siempre en un marco de mutuo respeto y colaboración siempre en favor de la comunidad donde vamos a trabajar. Desde este punto de vista pensamos que lo que estamos viviendo y construyendo es una nueva forma de eclesiología y el nombre voluntariado, probablemente no refleje acabadamente lo que en realidad esta experiencia significa. Así diferentes nociones como evangelización, misión, catequesis, etc. adquieren un renovado y vivo significado en permanente dinámica de actualización e inculturación.
El hecho que seamos de diversos países con distinto bagaje cultural le aporta a esta experiencia (ya de por sí enriquecedora) un plus increíble, mostrándonos y demostrándonos que es posible vivir una experiencia de interculturalidad auténtica, donde aprendemos los unos de los otros, nos respetamos y no sólo eso, sino que trabajamos, proyectamos y soñamos juntos “un mundo donde quepan todos los mundos”.
Mis compañeros de comunidad son: Jhonny, ex seminarista claretiano de Bolivia, una persona increíble del cual estamos aprendiendo muchas cosas, como la cultura de los pueblos originarios, su teología, su cosmovisión, es algo que agradezco tanto y me hace tan feliz.  El hermano Manolo, misionero claretiano recientemente llegado a esta misión, está también muy entusiasmado con todo lo que Jhonny nos enseña ya que ha tenido contacto con la realidad de los pueblos originarios por 22 años allá en la Prelatura de Humahuaca. Que feliz estoy aprendiendo de todo lo que ellos aprendieron de los hermanos de la tierra.
Yoselin viene del sur de Chile y es abogada como yo. Me gusta porque sabe mucho de la cultura mapuche y conoce mucho de la espiritualidad ignaciana. Estoy tratando de aprender de ella. Que alegría que me da poder compartir tantas pasiones que unen nuestros caminos; no solo por la fe y la profesión, sino también en la lucha por la justicia, la reivindicación de nuestros pueblos originarios y porque conoce a Mario Bússolo, misionero Claretiano con quien hemos compartido hermosos años en el Tambo, la comunidad de jóvenes que los Claretianos tienen en Córdoba, Argentina.
Luego está Rut de Honduras, hermana menor de Lilian, una joven que participó el año pasado de esta experiencia, es la más joven del grupo, tiene tan solo 23 años, por ende recae sobre nosotros los mayores, una responsabilidad grande para contenerla, orientarla y aprender de sus búsquedas.
Lumir, Mary Helen y Myrna vienen de Puerto Rico al igual que el padre Demuel y el padre Héctor y Nancy, por ende son mayoría pero ellos están fascinados con la riqueza cultural de nuestra Sudamérica y juntos estamos llevando adelante una experiencia de inserción en estas tierras lejanas desde la multiculturalidad de nuestra propia comunidad, con una sensibilidad y compromisos que día a día me impactan más. Mary Helen y Myrna realizan esta experiencia por segundo año, por ende son nuestras referentes y coordinan los primeros días de formación de la comunidad.
 El padre Demuel este año ha sido destinado a España, por ende nos acompañará desde la oración y su viva presencia en el legado palpable de este proyecto, que lo tuvo como uno de sus protagonistas y autores desde sus orígenes.
 El Padre Héctor como Superior de la Provincia Claretiana de Antillas estuvo con nosotros diez días, desde nuestro arribo junto a Nancy, seglar claretiana muy comprometida con este sueño. Ambos cual padre y madre preocupados y dispuestos con sus hijos, nos han acompañado estos días de preparación, formación y adaptación. Estos tres últimos se puede decir son quienes se encuentran al frente del Programa de Voluntariado. Hector y Nancy se encuentran en Puerto Rico trabajando por el programa y nos estarán visitando cada 30 o 45 días según sus tiempos lo permitan.
 Además acá mismo en Jimani la comunidad claretiana compuesta por el padre Toribio; el padre Jansius; el hermano Manolo y el hermano Isaac, son quienes nos acompañaran más de cerca en nuestra labor cotidiana.
Respecto de nuestros primeros días en este lugar, quiero decirles que desde el método teológico Latinoamericano (ver, juzgar, actuar) nos encontramos aún en la etapa de VER, es decir, conocer la realidad que vamos a abordar, intentando inculturizarnos para evitar imponer. Hasta el momento la experiencia ha sido maravillosa, aún cuando la ansiedad de empezar a trabajar por momentos se vuelve difícil de sobrellevar, pero nada se realiza sin el consenso alcanzado en la participación, discusión y debate de toda la comunidad misionera. Procurando respetar esos procesos  los primeros días hemos tenido momentos de formación bíblica, días en que hemos recorrido las distintas comunidades a los fines de conocerlas, días de retiro y muchas charlas y presentaciones a los fines de conocernos y fortalecer nuestros vínculos de comunidad, intentando vivir hacia adentro, los valores que intentaremos compartir hacia afuera.
Por ahora es todo, espero que sigamos en contacto, debo aclarar que la tarea es intensa y a veces la conexión a internet no es muy buena, no obstante procuraremos mantenerlos al tanto de nuestro caminar.
Un abrazo grande en el Dios de la Vida que nos une… hasta pronto!!!
Sebastián Vergara,   Voluntario Claretiano de Argentina