Entrevista a Yoselin Cárcamo, voluntaria chilena que misionará en Las Antillas
(tomado de la página de los Misioneros Claretianos de Chile)
Yoselin Cárcamo Torres es una misionera resuelta a seguir los pasos de Claret. Tiene 28 años dedicados por entero a los demás anunciando la gran noticia del amor de Dios y el próximo 1 de Septiembre viajará como voluntaria claretiana a Las Antillas, en la zona fronteriza dominico-haitina.
Su servicio evangelizador durará un año en misión compartida con la comunidad claretiana de Jimaní. Para “Yos” ser misionera es “un llamado a salir de uno mismo, seguir la senda de Claret para ayudar al prójimo, y estar ahí donde se requiere dar el amor de Dios y aliento“.
Ella estudió Derecho en la Universidad Católica de Temuco, pero advierte que no le gustaría verse litigando en tribunales, en ese mundo lleno de burocracia y competitividad. Lo suyo es lo social, siempre comprometida con su labor de amar y servir.
Esa vocación la ha desarrollado desde adolescente cuando participaba en los trabajos de verano, días solidarios, campamentos, apoyando a personas en situación de calle y todo lo que le mostrara distintas realidades sociales, donde se pudiera trabajar por la superación de excluidos y pobres.
En su etapa universitaria conoció al p. Mario Gutiérrez (actual Superior de la Provincia de la Zona Sur) cuando ambos colaboraban en el Hogar de Cristo “Me gustó su estilo jovial con el equipo, sabía ser cercano y se ganó el cariño de todos y todas. Recuerdo que hasta jugaba a la pelota con los funcionarios del hogar“.
“Yos” se hizo fiel a la parroquia Corazón de María de Temuco. “Me sentía en casa, escuchaba la prédica de los p. David Quilodrán, Jorge Mella, Mario Bússolo, Gabriel Aguirre, Teodoro Arranz y me hacía sentido”. A su juicio la alegría y el servicio son los signos característicos de esta congregación: “eso de estar siempre a disposición los marca“.
Su próximo viaje a las Antillas es un desafío que Dios le puso en el camino: “Llegó a mi correo electrónico un afiche invitando a participar. Encontré genial la idea y escribí por curiosidad preguntando cuales eran los requisitos, nunca pensando en irme ahora ya!”. Un día la llamó el padre Mario Gutiérrez y le preguntó si estaba postulando al programa en Antillas, pues el superior de allá le había preguntado por ella. Entonces, “me cayó la teja”.
Hoy tiene el pasaje en mano para partir. Sabe que trabajará con refugiados haitianos y en comunidades para que accedan a ciertos beneficios sociales, como educación y salud. “Tengo la certeza de que América no es un continente pobre, sino tremendamente desigual e injusto y nuestra labor como cristianos es hacer que eso cambie.”
Admiradora de Claret y de su caminar de pueblo en pueblo, llevando solo lo necesario, Yoselin asegura que su ejemplo de pobreza es válido para anunciar la solidaridad, la justicia y la búsqueda del respeto, pues teniendo la oportunidad de vivir en la riqueza material, Claret eligió ser pobre.
Para Yoselin Cárcamo, amante de la lectura, el ciclismo, el acampar, la cocinar y las labores manuales, no hay posibilidad alguna de imaginar una Iglesia sin el aporte femenino. En el voluntariado serán más mujeres que varones. “Nosotras siempre tenemos detalles. Especialmente nuestra capacidad de amar está siempre ahí, latente. Eso hay que aprovecharlo y ponerlo a disposición. Hay que saber decir SI como María”.