“Sómos lápices en las manos de Dios” con esta frase de Madre Teresa de Calcuta dimos inicio a la nueva metodología de trabajo, donde estaremos 15 días en la Montaña. Mi zona se compone de las comunidades de Los Pinos del Edén, Angel Feliz y Sabana Real. La primera semana nos dedicamos a organizarnos y dar a conocernos a nosotros, la nueva metodología de trabajo y nuestro proyecto. Mi equipo hasta el momento está compuesto por Myrna, Jhonny y Mary Helen.
¿Cómo es nuestro trabajo? Podría decirse que de nómadas… Nunca estamos fijos, tres días aquí, dos allá, etc.… A diferencia de la otra zona, nuestro territorio tiene más extensión territorial y cada comunidad queda distante una de la otra, sumándole los sectores que componen cada una de estas. Pero en este caminar nuestro testimonio es quien escribe por nosotros y nuestras vivencias, la gente, sus sonrisas y sus enseñanzas nos reconfiguran y dejan ver el rostro humano de Dios.
Oración para aprender amar, Madre Teresa
Así que a partir del lunes nos dividimos, Myrna en Los Pinos del Edén, Jhonny y Fredelin en Angel Feliz y Mary Helen y yo en Sabana Real. “Nou ce missioner catolik e nou visité u pour allé nagucmá vandredí e samdí” (en español Nosotros somos misioneras católicas y venimos a invitarle para que asista el viernes y el sábado santo). Esta fue la primera frase que aprendimos en nuestro recorrido por la Grivie, comunidad haitiana de Sabana Real. Los niños fueron nuestros guías y practicaron algo de la misión.
El Jueves Santo se nos llamó al servicio y así logramos que la comunidad fuera parte activa de esta celebración, dramatizamos el evangelio y tantos niños y adultos (dominicanos y haitianos) hicieron revivir aquel momento donde Jesús se nos entregó en pan y en vino.
El camino de la cruz o vía crucis, celebrado el viernes Santo fue colmado de signos. Mientras recorríamos el camino en cada casa veíamos cruces simbolizando esa entrega de Jesús. Nuestro vía – crusis fue casa por casa y animado de manera sencilla, todos de una manera u otra participaron y se llevaron con ellos el signo de la entrega por amor.
La resurrección del señor fue una particular, fuimos a las tres comunidades. Pero tuvimos que dividirnos entre Angel Felix y Sabana Real. Una celebración sencilla y muy emotiva donde asistieron tanto dominicanos como haitianos. Llovió mucho pero esto no mermó nuestros ánimos y los de aquellos que deseaban vivir ese llamado a ser luz de Cristo y convertirnos en hombres y mujeres nuevos.
Nuestra resurrección terminó con las palabras de Kelvin, uno de los chicos de la comunidad que desea formarse, al momento que montamos a Timamata a la camioneta dijo, “Viste Mary Helen, de lo que hablábamos el jueves (del servicio), ustedes lo están haciendo”. Aunque no pudimos regresar a recoger a nuestros hermanos en Angel Felix, por la lluvia y neblina, Dios nos dió la oportunidad de darle acogida a Timamata, una mujer haitiana, viuda y madre de cinco hijos. Esta mujer compartió con nosotras más que la cena y una cama caliente, compartió la vida misma y ese es el llamado de Jesús este domingo de pascua, darse y compartir vida.
Me despido con un fuerte abrazo fraternal,
Lumir Figueroa, Voluntaria Claretiana
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