lunes, 24 de septiembre de 2012

El miércoles 19 de septiembre, en nuestro primer día en la comunidad "Los Bolos" conocimos gran parte de la comunidad nombrada, Francisco, Eliana y yo, Mauricio, compañeros y hermanos de comunidad de Voluntarios Claretianos que estaremos este año 2012-2013.

Le fuimos “a echar un vistazo”  como se dice en mi país, a esta comunidad.  Ha sido de mucha felicidad el visitar las casas y recorrer estos nuevos caminos.  Hemos visitado muchas casas y nos han recibido muy bien, a pesar de no conocernos.  Nosotros nos sentimos muy bien recibidos, la gente es muy buena, muy amorosa, gente que te recibe con los brazos abiertos y con mucha alegría, cosa que no sucede en todos lados y realmente llena el alma.  Nunca hay que dejar de darle gracias a Dios por eso.

En el camino fuimos conociendo mucha gente, gente que espera muchas veces de ti y hay que estar alerta y con los ojos abiertos y el corazón lleno de amor, en esta realidad bien dura.  Alerta y con la mirada puesta en los problemas sociales, las necesidades, las historias de vida que las personas de a poco van contándote…

Lo que intentamos fue mostrarnos disponibles y que la gente sepa que estamos para todo, no sólo para visitar las casas y para charlar tomando un café, (que nunca está de más )sobre todo cuando lo hacen con tanto amor como te lo preparan aquí en la loma, sino también para unirnos y juntos construir algo mejor.  Y digo juntos porque no es "asistencialismo"  sino más bien acompañarlos a ellos en sus procesos para que puedan salir adelante.

El dia siguió y después de recorrer y conocer tanta gente nos fueron tapando las nubes y esa misma gente nos decía que fuéramos subiendo para nuestra casa en la montaña ya que nos iba a agarrar el agua y así fue…







Nos quedamos conversando con una familia y se largó la lluvia, ¡ un diluvio que no se imaginan!  (o tal vez si) pero fue tan fuerte que el camino donde hay un puente y abajo un rio pequeño, creció y se inundó y no pudimos pasar.  Por momentos pensamos que no iba a parar más y que nos quedaríamos por ahí,  pero apareció Zacarias (un hombre de la zona) que al darse cuenta de que nosotros intentábamos  cruzar el río crecido, vino y nos dijo "no pueden cruzar, ta’ muy alto, los va a llevar" …

A pesar del frio seguimos y lo comprobamos:  no pudimos cruzar.  Y ahí estaba un hogar con sus puertas abiertas a nosotros los misioneros,  ahí nos quedamos durante una hora aproximadamente y la lluvia no cesaba.  

Estuvimos esperando y esperando, hasta que pasó una guagua (camioneta) y gracias a Dios nos trasladó y pudimos llegar hasta nuestro hogar y reencontrarnos con Orlando,  compañero de comunidad que se encontraba en la casa, con mucho frio…

Entre risas (muchas) pudimos llegar, un día verdaderamente “de aventura”: sol, lluvia, brisa, mucho calor, mucho frío, conociendo mucha gente nueva, recorriendo caminos y dando y recibiendo amor, ese amor que nos alimenta y nos alienta a seguir.   

Un abrazo, bendiciones.

"Al final del camino me preguntarán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres".  Pedro Casaldáliga, cmf.

martes, 18 de septiembre de 2012

Lagos se tragan varios poblados en La Española



La misteriosa expansión de dos lagos en Haití y República Dominicana es una catástrofe para los residentes de la zona.

Por TRENTON DANIEL y EZEQUIEL ABIU LOPEZ (AP)
Tomado de el Periódico El Nuevo Día, edición del martes 18 de septiembre de 2012

BOCA DE CACHON, República Dominicana - El agua salada acabó con la cosecha de batatas y de plátanos de Domingo Bautista. Luego llegó hasta a su casa y a la carretera que recorre este valle de la frontera con Haití.

Bautista es uno de cientos de personas afectadas por una catástrofe que avanza lentamente: la misteriosa expansión de dos lagos.

Nadie le dio mucha importancia cuando el nivel del lago más grande en el Caribe empezó a subir en un año de lluvias copiosas. Pero luego no se detuvo el crecimiento.

El lago Enriquillo, en la República Dominicana, ha duplicado su tamaño en los últimos ochos años y se ha tragado cientos de hectáreas (acres) de sembradíos en más de una decena de pueblos.

En el vecino Haití, el lago Azuei, de menor magnitud, se ha estado expandiendo lentamente con la consecuente destrucción de campos agropecuarios y la interrupción del comercio al bloquear ocasionalmente una carretera fronteriza clave. Los dos lagos están a una distancia de sólo tres kilómetros y son alimentados por algunas de las mismas corrientes.

El fenómeno es un desastre silencioso y potencialmente catastrófico para dos países ya abrumados por graves problemas ambientales. La subida de las aguas ha empeorado exponencialmente en los últimos años, sobre todo después de las tormentas intensas que en 2007 y 2008 cayeron en la isla de La Española, compartida por los dos países. La tormenta tropical Issac ocasionó más lluvias en la región el mes pasado, y provocó más daños.

Mientras la causa sigue siendo un misterio, las teorías sobre el motivo del crecimiento van desde que el sedimento y la basura taponean el sistema acuático, hasta un incremento de las tormentas por el cambio climático, pasando por la presencia de lluvias abundantes.

Bautista, un agricultor dominicano, recuerda la manera en que el agua cubrió gradualmente sus cultivos de caña de azúcar, plátano y batata. En cosa de dos meses, la familia tuvo que abandonar su casa de un dormitorio en Boca de Cachón, una aldea soleada.

""El agua empezó a caminar, a caminar por tierra; no fue de golpe, no", lamentó Bautista, quien ahora trabaja como portero en una posada al costado de una carretera. El agua "venía entrando al paso; ella no entró de golpe de la noche a la mañana".

El crecimiento de Enriquillo ha inundado 16 comunidades en dos provincias, más de 18,818 hectáreas (46,500 acres) y 1,000 propiedades, de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo y el Centro Tecnológico y Científico de Detección Cooperativa de la Administración Nacional para los Océanos y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA-CREST, por sus siglas en inglés) de la universidad City College de Nueva York. En total, unas 10,000 familias han perdido ganado, sembradíos o sus casas.

En Haití, las lluvias intensas hicieron que la situación se complicara el año pasado, al tiempo que decenas de familias tuvieron que desalojar. Muchos inmigrantes que cruzan hacia la República Dominicana para laborar en el campo no pudieron hacer el viaje.

Sólo en la ciudad dominicana de Duvergé, cuya principal actividad es la producción de leche, cerca de 10,000 cabezas de ganado murieron en los últimos cuatros años, de acuerdo con Davil García, presidente de la asociación de agricultores y ganaderos de esa localidad. "Estamos hablando de una agonía, de un impacto que ha cambiado nueva forma de vida".

Mientras los habitantes de Duvergé y comunidades aledañas pierden sus tierras para trabajar, muchos se ven obligados a emigrar en busca de empleos de baja calificación en las ciudades de Barahona y Santo Domingo o en la zona turística de Bávaro, como ocurrió con dos de los hijos de 17 y 16 años de Norberto Cuevas, cuya parcela de plátano en el pueblo de Baitoas está bajo el agua salada del lago.

"Esto es un evidente desastre ambiental", dijo Antonio Perera, responsable en Haití del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. "Está ocurriendo lenta, lenta, lentamente, y no se verán los efectos inmediatos como en un sismo o un huracán".

Los investigadores del fenómeno han planteado varios factores para el crecimiento de Enriquillo y Azuei, dos lagos que contienen agua salada debido a que la región baja fue alguna vez parte del océano.

Los científicos han especulado que, en la parte haitiana, la deforestación masiva ha provocado que el sedimento ocupe espacio del lago al tiempo que la basura obstruye los canales que lo drenarían. Los lagos en ambas naciones también podrían estar creciendo debido a que las lluvias de los últimos años han sido más abundantes que el volumen promedio.

Bolívar Ledesma, de la Oficina Nacional de Meteorología de República Dominicana, explicó que en la última década "han ocurrido mucho años lluviosos por encima de lo normal". Según estadísticas de esa institución, sólo en 2007 las precipitaciones en la zona del lago Enriquillo fueron 48% mayores al promedio anual de 726 milímetros (28.5 pulgadas).

Además, dijo Perera, el terremoto de enero de 2010 en Haití pudo haber modificado las fallas tectónicas bajo ambos lagos y de alguna manera alterado la hidrología en la zona, aunque el nivel del agua comenzó a aumentar antes del sismo.

"Dos o tres días después del sismo hubo fuentes de agua por todas partes en Thomazeau", afirmó en referencia a una localidad lacustre en el extremo norte de Azuei que visitó después del temblor. "Hasta en las salas de estar".

El lago Azuei se ha expandido a un ritmo de unos 90 centímetros (tres pies) anuales en los últimos 10 años, y ha alcanzado 134 kilómetros cuadrados (52 millas cuadradas), según las imágenes de satélite tomadas en el estudio del City College de Nueva York. Esto sucedió al principio en la parte haitiana, pero se extiende por la frontera en uno o dos kilómetros (de 0.60 a 1.2 millas), e incluso ha cubierto una aduana dominicana con aguas salobres.

De manera similar, la ribera de Enriquillo se ha extendido en unos 90 centímetros (tres pies) por año en la última década, y alcanzado los 331 kilómetros cuadrados (128 millas cuadradas), el doble de su tamaño en 2004.

Muchos creen que los dos lagos pronto se unirán con el aumento en el nivel del agua. Por ahora, están separados por un camino que se anega con frecuencia con lluvias fuertes.

Al igual que el Enriquillo, el Azuei está rodeado por casas de bloque de hormigón, e incluso por un edificio turístico de dos pisos. Esta y otras estructuras están parcial o totalmente sumergidas.

Pese a la inquietud natural, los dos gobiernos han hecho poco por contener el aumento de las aguas o por ayudar a las familias desplazadas. Y se desconoce de inmediato qué planes tienen para el largo plazo.

Las dos partes estudian el fenómeno y pidieron a las Naciones Unidas la aplicación de un programa de 2.5 millones de dólares que ha permitido plantar miles de árboles frutales en la frontera.

"Los gobiernos necesitan ser serios en este asunto", dijo Jorge González, profesor de ingeniería mecánica en el City College de Nueva York y principal autor del estudio efectuado en julio.

Las autoridades dominicanas han estado enviado alimento semanalmente a los poblados más pobres en el lago. También han reconstruido canales que fueron dañados en las temporadas de lluvias de 2007 y 2008. El Ministerio de Agricultura ha anunciado planes para reubicar a 500 familias y darles nuevas tierras, pero el proyecto no se ha concretado.

El gobierno haitiano, por su parte, ha colocado grava para elevar el camino que lleva al cruce de la frontera sur. El primer ministro Laurent Lamothe visitó el área recientemente.

El nuevo ministro de ambiente, Jean-Vilmond Hilaire, dijo que las autoridades haitianas y dominicanas estaban tratando primero de comprender la situación para luego armar un plan.

Mientras, el aumento en el nivel del agua sólo ha empeorado los problemas ambientales en la región. Haití cuenta ya con únicamente el 2% de sus bosques, debido a la deforestación para hacer carbón. En la República Dominicana, la deforestación afecta a más de 20% del país.

Aunado a esto, la falta de un sistema sanitario adecuado agravó la epidemia de cólera que apareció en Haití el año del terremoto y luego cruzó la frontera.

Bautista pasó tres meses fuera de su casa por los daños del huracán Noel en 2007. Cuando regresó a Boca de Cachón se encontró con su casa cubierta por el agua y saqueada. Ahora lamenta el poco apoyo que recibe del gobierno y la necesidad que tuvo de alojarse en un hotel para parejas llamado El Encuentro.

"Yo tengo hijos y tengo que trabajar porque no me voy a robar lo ajeno", dijo Bautista en medio de un camino de dos carriles sumido por las aguas. "Yo los tengo que mantener de mi sudor".

martes, 11 de septiembre de 2012

Comienza la III Comunidad de Voluntarios Claretianos 2012-2013


Agosto 2012

Bueno me presento...

Soy Mauricio y el motivo de estar escribiendo, es un poco contarles en que anda este proyecto del Voluntariado Claretiano de Antillas.  Desde ya gracias por estar leyendo. 

El pasado 24 de Agosto, me atrevo a decir que fue un dia para recordar, ya que se dio un gran paso, llegamos hasta República Dominicana, Santo Domingo: Eliana, Francisco y quien les escribe, los tres desde Argentina.  Estaba previsto también la llegada de Orlando desde Puerto Rico pero a causa de las fuertes tormentas no pudo llegar y el día de ayer llegó sin complicaciones.
Aquí ya se encontraban Sebastián y Yos, (Yos de Santiago de Chile y Sebastián de Argentina), ellos repetirán su segundo año de Voluntariado en las Antillas.    Al llegar nos recibieron con mucho amor y mucha felicidad Nancy (Seglar Claretiana), el Padre Héctor Cuadrado, cmf.  y el Hermano Isaac, cmf..
Ayer una vez todos reunidos, nos pudimos conocer mejor, con la presencia de Orlando que era el Voluntario que faltaba pudimos dar inicio y decir que en el dia de ayer se conformó la tercera comunidad de Voluntarios Claretianos de Antillas.


Ayer pudimos tener un momento de encuentro con la Palabra y de reflexión, un momento que creemos y sentimos que es necesario, un momento lleno de Bendición.  

¿Cómo sigue todo? Bueno, verdaderamente es tan cierta la frase  “uno propone y Dios dispone”  ya ahora paso a contarles: en los planes estaba ahora en este día ya estar en Jimaíi lugar donde vamos a convivir y a misionar, pero al final se decidió que no,  porque el camino, por lo que cuentan es demasiado complicado y no se sabe como está, así que en un principio se decidió llegar allí el lunes, la cual nos quedaríamos aquí en Santo Domingo, esperando que la lluvia, el viento y los caminos se normalicen. 

Hoy al ver el diario y las noticias, etc;  nos enteramos que el puente que da camino hacia Jimani y demás pueblos se había derrumbado, los planes de cambiaron y es así como hoy dimos comienzo a nuestra “Semana de Iniciación”  con una Oración comunitaria y con actividades.  

Todo va marchando muy bien, estamos muy felices de habernos encontrado en este camino, desde lo personal, demasiado feliz, conociendo de a poco, adaptándome y confiando en el Señor, pues es que no hay nada más lindo que dejarlo todo por amor y es eso lo que hoy en día estoy viviendo.   

Un abrazo, estaremos unidos en el amor.
¡ Me despido!

A nombre de la Comunidad de Voluntarios Claretianos de Antillas,
Mauricio Sánchez Blanco,  Voluntario Claretiano

Los nadie del libro de los Abrazos de Galeano...


Sueñan las pulgas con comprarse un perro, y sueñan los nadie con salir de pobre,  que algún mágico día llueva de pronto  la buena suerte,

que llueva  a cantaros la buena suerte, pero la buena suerte no llueve  ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadie la llamen, y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho o empiecen  el año cambiando de escoba.




Los nadie, los hijos de nadie, los dueños de nada, que no son aunque sean, que no hablan idioma sino dialectos,    que no profesan religiones sino supersticiones, que no hacen arte sino artesanía, que no practican cultura, sino folclore,



que no son seres humanos sino recursos humanos, que no tienen cara sino brazos, que no tienen nombre sino número,
que no figuran en la historia universal sino en la crónica roja de la prensa local, los nadie que cuestan menos que la bala que los mata.


Extracto del libro de Los Abrazos de Galeano...

A los 17 días del mes de julio de 2012


 A los 17 días del mes de julio de 2012



Catamarca (Mi Ciudad Natal), Argentina

“(…) Recuerdo una vez un día en que un capataz me dio a escondidas un trozo de pan
Seguramente guardado de su propia ración del desayuno.  Sin embargo, me obsequió algo más que un trozo de pan,  me dio un “algo” humano que me hizo saltar las lágrimas:  la palabra y la mirada con que acompañó el regalo”
Viktor Frankl;   El hombre en busca de sentido.

Hace un mes atrás aproximadamente comenzábamos la etapa de despedida de la frontera Dominico Haitiana. Fue un tiempo difícil, con sentimientos a flor de piel.  Una experiencia bella estaba llegando a su fin.  Aún  con sus luces y sombras sabíamos que estábamos concluyendo una etapa trascendental en nuestras vidas.

Y digo trascendental, aún cuando creo que no se puede decir que todo fue color de rosa.  Soy consciente que para muchos de nosotros las situaciones duras, tristes, y dolorosas se contaran por más, que los momentos de alegría y gozo. Es que una experiencia límite como ésta nos pone a prueba profundamente y nos hace rozar nuestros propios límites, enfrentarlos y nos desafía a superarlos a cada instante.  Y eso casi siempre implica dolor y sufrimiento.

Hoy que ya estamos en nuestras casas esos momentos difíciles que pasamos se miran desde otra perspectiva. Con un poco mas de serenidad y arropados por nuestra gente, con la calidez de nuestras familias y rodeados de afecto, podemos mirar para atrás y reconocer y valorar todo lo que crecimos, dándonos.

Es que dar, el darse, es crecer.  Estoy seguro que incluso nos lamentamos de no habernos animado a darnos más. ¿Más todavía, pueden preguntarse algunos? Es que como anoté en algún lugar, hace ya algún tiempo: siempre se puede ir más allá tanto en la verdad como en el amor.
Porque esta experiencia también implicó para nosotros además de amar, reconocer y aceptar nuestra propia verdad.  

En muchos casos la experiencia sirve para reconocer lo más esencial de nosotros mismos, todo lo valioso que somos y no hemos sido capaces de reconocer. Pero también reconocer las propias limitaciones, la propia miseria, la debilidad que cargamos y llevamos con nosotros y aceptarla como la verdad de nuestra existencia.  Sin esta experiencia espiritual es imposible abrazar las realidades con que nos topamos. Todos tuvimos necesariamente que pasar por un ejercicio permanente: la propia y sincera introspección para luego salir al encuentro con el pobre.  Solo esto garantiza que vaya a darme en ese encuentro de manera auténtica y profunda.  Sin esa necesaria introspección que me lleva a reconocer mi propia verdad, mis relaciones se vuelven ficticias, superficiales y hasta instrumentales. 

Pude reconocer con un enorme gozo en el alma que cada uno de mis hermanos de comunidad han hecho este esfuerzo. Cada cual hará su balance y reconocerá en qué medida ha sido capaz de abrazar su verdad (y por ende crecer como persona) y de esta manera entablar relaciones profundas que permanecerán en el corazón mas allá de todo tiempo y distancia. Me imagino que esas andamos…
Es indudable entonces el crecimiento que se ha producido en nuestras vidas gracias a esta experiencia. Pero ¿que más ha dejado? ¿Sirve para otra cosa que no sea la propia pequeña autorrealización? Bueno yo creo que sí. Y va mi testimonio al respecto.

Para mí al principio fue particularmente difícil la decisión de realizar esta experiencia. Yo nunca había salido del país. La misión parecía realmente exigente en cuanto a la realidad que debíamos enfrentarnos. Mis padres conocían de mis compromisos y trabajos sociales anteriores pero esto era realmente “distinto”.  No fue sencillo que aceptaran mi decisión. De hecho no lo hicieron.  Viajé expresamente a Catamarca (mi Ciudad natal) para despedirme de mis padres y mi viejo no me despidió. Lo primero que me dijo al llegar fue: ”estamos muy mal con tu decisión, dame una tranquilidad, decime que no te vas”.  “Casi nunca fui capaz de mentirle a mi viejo ni siquiera en mentiritas piadosas. Le respondí: “lo siento si me voy, ya tengo el pasaje, es una decisión tomada”.

Mi vieja estaba destrozada, para ella la decisión era una locura, pero la respetaba. Luego de días ya en República Dominicana, me entero que mi viejo había caído en un estado depresivo. Mi tío, hermano de mi papá, con quien éste estaba peleado, había fallecido hacía pocos meses y tal vez todo eso junto confluyó para que mi padre se quebrara. Lo bueno fue que no se resistió a recibir ayuda y comenzó un tratamiento psiquiátrico que hoy por hoy lo tiene muy bien.

De hecho puedo decir que incluso aunque la noticia fue muy dura para mi madre, ella con el correr del tiempo fue reconociendo que me encontraba bien y feliz. Y al poco tiempo fue “resucitando” al punto que comenzó un cambio lindo en su vida.  Se anotó en la Facultad de Filosofía y comenzó a estudiar, algo que había deseado y postergado por muchísimo tiempo. Además en diciembre de 2011 fue a visitar a su madre. Hacia prácticamente más de 8 años (si no me quedo corto) que no iba a visitar la tierra que la había visto nacer y crecer, un pueblo pobre del interior, donde aún vive mi abuela y la mayor parte de la familia de mi mamá. La alegría era inmensa y se transmitía en las fotos y comentarios que pude compartir.

Muchas cosas cambiaron en las personas que me rodean. Eran pequeñas señales que iba recibiendo en el camino y que me iban confirmando en la opción realizada y corroborando aquello de “busca primero el Reino de Dios y su justicia y lo demás añadido será”.

Pero y más allá del crecimiento personal y de los de mi entorno más cercano ¿La gente? ¿El pueblo pobre tanto dominicano como haitiano? ¿Recibió algo? ¿Sirvió para algo este tiempo con ellos? ¿Con que se quedaron?

Bueno como uds. saben el Programa de Voluntariado tiene dos aristas que intentan ser los pilares mas fuertes sobre los que se asienta su trabajo:   uno es la evangelización explícita, el anuncio del evangelio y la buena noticia de Jesús y el otro es el aspecto social,  aquella tarea de transformación concreta de la realidad de marginación pobreza y sufrimiento en que se encuentran sumidos estos pueblos de frontera y sin el cual el anuncio del primero es un mensaje vacío y carente de sentido.

Bueno en el fondo debemos reconocer que nuestros proyectos sociales quedaron a mitad de camino; por ende lo que se hizo en cuanto al aspecto de la evangelización también fue modesto. Siempre mirando esto (o intentando hacerlo) desde una mirada pragmática y reconociendo las serias limitaciones que tuvimos como comunidad a la hora de elaborar el Proyecto de trabajo. Ya que por otro lado, con una mirada más esperanzadora (de fe), el tiempo compartido con este pueblo ha sido profundamente transformador. Y así podemos ver que nosotros crecimos pero ellos también lo han hecho, en la medida en que se han animado a recorrer ese camino que les describía más arriba junto a nosotros. 

Sólo un par de ejemplos para intentar ilustrar lo vivido:  Las comunidades que visitamos no tienen la práctica de organizarse, reunirse y debatir las posibles soluciones a sus problemas.  Son comunidades no solo aisladas de los centros urbanos, sino además con poca organización y relativamente desintegradas, incluyendo claro, el desafío de la convivencia, respeto e integración entre ambas culturas: dominicanos y haitianos.  Son pocos los habitantes, todos se conocen, pero muchas veces prevalecen las diferencias y los pequeños problemas por sobre sus coincidencias (que son muchas) y emprendimientos comunes.  Allí creo que realizamos nuestro insignificante, pero tal vez más relevante aporte. Insistiendo machaconamente en la necesidad de encontrarnos como pueblo, como comunidad, para celebrar nuestra fe, para festejar, para fortalecer nuestros lazos de fraternidad, pero también para dialogar sobre los problemas que nos afectan como sociedad. 

Nos costó mucho, pero al final pudimos reconocer que ellos valoraban esos espacios que se fueron dando de a poquito. Que iban tomando forma también “al paso” porque nosotros también íbamos aprendiendo con ellos a trabajar “codo a codo”, intentando ser pacientes, esperar, motivar sin imponer o atropellar. Realmente estos pueblos están acostumbrados a ver llegar “americanos”(es decir, gringos) con ayuda. Pero estas “ayudas” por lo general consisten en llevarles donaciones, ya sea de alimentos, ropa o medicamentos, u operativos médicos puntuales por uno o dos días, pero no están acostumbrados a que un grupo de extranjeros llegue para quedarse con ellos, a compartir la vida, a vivir como ellos lo hacen, a caminar las mismas distancias que ellos caminan cada día, a compartir su cotidianeidad y desde allí animarlos a ver la realidad con otros ojos, con una mirada esperanzadora.

Y ese era nuestro desafío, romper con esa lógica de la dádiva fácil y proponerles otra forma de vivir, de relacionarse, de divertirse, de encontrarse, esos eran nuestros objetivos generalísimos y amplísimos….pero creo que algo, de todo lo intentado, habrá dado sus frutos. Claro imposible medirlos. ¿Cómo medir según resultados pragmáticos el haber podido estar presente y acompañar a Melisa y a la población haitiana en el asesinato de Edward, estar ahí con ellos, intentar consolar, orar, acompañar? ¿O los momentos de diversión, juego y alegría que intentamos generar con esos niños que no conocen otra infancia que no sea trabajar como adultos? ¿o esas visitas a aquellos ranchitos perdidos en las lomas mas lejanas para solo compartir quizás un saludo en haitiano mal balbuceado? ¿Es posible medir eso en resultados concretos? 

Las sonrisas regaladas, los pasos compartidos en los senderos, los mil abrazos repartidos que hacían decir a la gente: “a ellos no les importa que uno este sucio, lo abrazan igual”. En esa tarea y reconociendo nuestras limitaciones, uno descubre como la gente puede entender y captar claramente las intenciones; y por ello no podemos negar que albergamos en el fondo la pequeña esperanza que de algo, aunque sea ínfimo, haya servido nuestra presencia este tiempo entre ellos.

Hasta la Próxima….

Sebastián Vergara
Voluntario Claretiano
II Comunidad de Voluntarios Claretianos en Antillas