lunes, 24 de septiembre de 2012

El miércoles 19 de septiembre, en nuestro primer día en la comunidad "Los Bolos" conocimos gran parte de la comunidad nombrada, Francisco, Eliana y yo, Mauricio, compañeros y hermanos de comunidad de Voluntarios Claretianos que estaremos este año 2012-2013.

Le fuimos “a echar un vistazo”  como se dice en mi país, a esta comunidad.  Ha sido de mucha felicidad el visitar las casas y recorrer estos nuevos caminos.  Hemos visitado muchas casas y nos han recibido muy bien, a pesar de no conocernos.  Nosotros nos sentimos muy bien recibidos, la gente es muy buena, muy amorosa, gente que te recibe con los brazos abiertos y con mucha alegría, cosa que no sucede en todos lados y realmente llena el alma.  Nunca hay que dejar de darle gracias a Dios por eso.

En el camino fuimos conociendo mucha gente, gente que espera muchas veces de ti y hay que estar alerta y con los ojos abiertos y el corazón lleno de amor, en esta realidad bien dura.  Alerta y con la mirada puesta en los problemas sociales, las necesidades, las historias de vida que las personas de a poco van contándote…

Lo que intentamos fue mostrarnos disponibles y que la gente sepa que estamos para todo, no sólo para visitar las casas y para charlar tomando un café, (que nunca está de más )sobre todo cuando lo hacen con tanto amor como te lo preparan aquí en la loma, sino también para unirnos y juntos construir algo mejor.  Y digo juntos porque no es "asistencialismo"  sino más bien acompañarlos a ellos en sus procesos para que puedan salir adelante.

El dia siguió y después de recorrer y conocer tanta gente nos fueron tapando las nubes y esa misma gente nos decía que fuéramos subiendo para nuestra casa en la montaña ya que nos iba a agarrar el agua y así fue…







Nos quedamos conversando con una familia y se largó la lluvia, ¡ un diluvio que no se imaginan!  (o tal vez si) pero fue tan fuerte que el camino donde hay un puente y abajo un rio pequeño, creció y se inundó y no pudimos pasar.  Por momentos pensamos que no iba a parar más y que nos quedaríamos por ahí,  pero apareció Zacarias (un hombre de la zona) que al darse cuenta de que nosotros intentábamos  cruzar el río crecido, vino y nos dijo "no pueden cruzar, ta’ muy alto, los va a llevar" …

A pesar del frio seguimos y lo comprobamos:  no pudimos cruzar.  Y ahí estaba un hogar con sus puertas abiertas a nosotros los misioneros,  ahí nos quedamos durante una hora aproximadamente y la lluvia no cesaba.  

Estuvimos esperando y esperando, hasta que pasó una guagua (camioneta) y gracias a Dios nos trasladó y pudimos llegar hasta nuestro hogar y reencontrarnos con Orlando,  compañero de comunidad que se encontraba en la casa, con mucho frio…

Entre risas (muchas) pudimos llegar, un día verdaderamente “de aventura”: sol, lluvia, brisa, mucho calor, mucho frío, conociendo mucha gente nueva, recorriendo caminos y dando y recibiendo amor, ese amor que nos alimenta y nos alienta a seguir.   

Un abrazo, bendiciones.

"Al final del camino me preguntarán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres".  Pedro Casaldáliga, cmf.

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